LUNA LUNERA - Rosa Regás  

martes, 18 de noviembre de 2008

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Varios personajes, ante la presencia del abuelo moribundo, rememoran el pasado de una familia cuyo destino ha dependido siempre del hombre que se encuentra en el lecho de muerte. Un hombre muy autoritario, imbuido en la idea de ser un enviado de Dios.A través de las voces de sus nietos, que han vivido bajo su custodia, iremos reconstruyendo la historia de una familia rota por el carácter y las ideas de ese hombre obsesionado; de una madre que lucha por conseguir la custodia de sus hijos; del discurrir de la posguerra civil española, contada a los niños por las mujeres de la cocina. Un mundo cerrado, opresivo, hipócrita, violento, en el que la luz de un patio y una canción simbolizan la vía de liberación. Luna lunera es una novela ambiciosa, apasionada, un fresco de los duros años de la posguerra, teñido por una mirada de comprensión y ternura.


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ROSA REGÀS  

¿Quién soy yo? ¿Cómo soy? ¿Acaso no somos lo que los demás ven en nosotros, esa amalgama que arrastramos toda la vida sin saber nunca en qué consiste? Son los demás los que nos forman y nos conforman, los que sostienen nuestra imagen: con ellos vivimos y somos, y con ellos moriremos cuando mueran, o desapareceremos cuando su memoria se desvanezca o nos alcance su desprecio. Pero aún así, yo me niego a rendirme a la evidencia y quiero creer que sé quién soy y cómo soy. Sé que soy pelirroja y mido un metro setenta, que tengo los ojos claros y la piel de lagartija, que jamás llevo anillos ni etiquetas, que me encantan los sombreros. Sé que me gusta beber y bailar y que mi expectación no tiene límites. Tampoco mi irritabilidad, tan intensa a veces como el temblor ante lo que amo. Sé defender una forma de vivir, de pensar y de ser pero no creo en los valores universales y eternos, ni en la moral natural, ni le veo el sentido a perder la vida por Dios, la patria o el deber u otras formas más modernas de dominar las conciencias. Pertenezco a la reserva de quienes sólo izarían banderas si estuvieran prohibidas, y sin embargo tengo la lágrima fácil y cualquier gesta intrascendente, cualquier estúpida heroicidad me hace llorar. Me merecen respeto muy pocas personas, admiración bastantes y ternura la mayoría. Desprecio a los traidorzuelos, a los vanidosos, a los fatuos, a los dogmáticos. El mundo me desconcierta porque no sé qué puedo hacer por paliar tanta doblez y tanto dolor y porque cada vez queda menos espacio para la libertad. No me da miedo la oscuridad pero sí las multitudes. Detesto el acordeón y el doblaje; soy intransigente y vulnerable; me gustan el desierto y la selva, los canales y el mar, la lluvia y la sequía, el frío y el calor, la música de cámara, la ciudad, las sábanas de hilo, las moras negras y el arroz a banda. Me emocionan más los árboles que los gatos. Anhelo igualmente la fiesta y el silencio. Me enternecen los susurros y me abruman los lamentos. Arrastro como todos mi pasado y sé que el día de mañana ya es hoy. No recuerdo haberme aburrido jamás quizá porque busco en el exceso la solución a las causas imposibles. Y sólo quisiera volver a los veinte años para andar día y noche en minifalda.
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Rosa Regàs tuvo la inmensa suerte de nacer durante la II República Española. Según ella misma ha declarado está convencida que algo debe de haber quedado en su persona del espíritu de un régimen, el único tal vez en toda la historia de España, que supo poner en práctica los principios fundamentales de igualdad, justicia y libertad, base y fundamento de una escuela pública, cuyo nivel en aquellos cinco años todavía no ha sido alcanzado en nuestra democracia. Pero siguiendo los avatares de una República a la que la reacción, el oscurantismo y un sórdido golpe de Estado llevaron a la guerra civil y a la derrota sin dejarle acabar su obra ni continuar su camino democrático, Rosa Regàs fue exiliada a Francia donde por lo menos tuvo el privilegio de ser educada en un colegio naturista y laico en el que permaneció desde los tres hasta los seis años. Quizá por esto nunca ha practicado las virtudes cristianas del pudor, la humildad y la sumisión y sí en cambio ha intentado hacer suyos los valores cívicos de la democracia.Cuando volvió a España fue internada en un convento de monjas que, aún no siendo tan fieles al franquismo como se estilaba en aquellos ominosos años de la posguerra debido sobre todo a la presencia de su director el Doctor Manuel Trens, le provocó una reacción de la que le costó mucho tiempo rehacerse. Era la época en que la mayoría de españoles que no habían muerto, ni partido hacia el exilio, tenían miedo y eran partidarios de Hitler. Había miserables en las calles, miles de presos en las cárceles, fusilados al amanecer y cadáveres anónimos en las fosas comunes de todos los pueblos y ciudades del país. En el recinto de la escuela aprendió a divertirse leyendo, el único ocio conocido entonces además del juego y el teatro. Comenzó con los autores españoles de obligada lectura en las clases de literatura y sobre todo los clásicos rusos y franceses del siglo XIX que llenaban los estantes de las vitrinas de una sala llamada biblioteca. De ahí pasó a Julio Verne, pesados tomos encuadernados en pergamino, y a los novelistas ingleses del XVIII y del XIX. Más tarde, ya en cuarto de bachillerato y gracias a las aportaciones de las alumnas externas, conoció la literatura norteamericana de principios de siglo XX.Con el bachillerato terminado y la carrera de piano a falta de dos cursos, salió del colegio a un mundo que desconocía, pero que no tardó en descubrir consternada, el mundo de la represión y el miedo. Se casó al año escaso y después de tener sus dos primeros hijos y decidir que la vida daba mucho más que para ser vivida en la intimidad y la sumisión, se matriculó en la Universidad donde posiblemente por un exceso de confianza en el saber, estudió y se licenció en Filosofía pura.Sus lecturas habían cambiado pues. De Dickens pasó a Hegel y de Maupassant a Nietzsche, cuando aún no había descubierto los secretos de Rilke ni de la poesía romántica.Pero fue precisamente en la Universidad donde entró en contacto con poetas españoles como José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma o Gabriel Ferraté, cuyos poemas hizo suyos durante décadas tal vez porque fueron los que le abrieron las puertas a la poesía, inglesa, española, catalana, italiana y americanas del norte y del sur.Sin embargo la verdadera educación literaria la adquirió en la Editorial Seix Barral de Carlos Barral donde comenzó a trabajar con la carrera de Filosofía recién acabada y tres hijos más en la familia. Rosa Regàs dice siempre que oír hablar y discutir de literatura a todos los poetas y escritores que se reunían en la mítica Editorial Seix Barral, fue el mejor aprendizaje de literatura y de vida que una persona puede anhelar, y recuerda con agradecimiento y nostalgia aquellas reuniones donde con el mismo apasionamiento que hoy se discute de fútbol o de televisión, se hablaba entonces de métrica, metáforas, imágenes, inspiración y estilo.Pero igual que la República se topó con las fuerzas reaccionarias, Carlos Barral tuvo que soportar el enfrentamiento con la reacción más inculta que ha conocido el país que, haciéndose con el poder económico de la Editorial, le lanzó a las tinieblas a él y a sus quince años de ingente obra de culturizar con su editorial a una sociedad que había vivido y vivía cerrada al mundo exterior y había sido bombardeada a todas horas por globos de oscuridad y petulancia. Fue entonces, en 1970, cuando decidió fundar su propia Editorial a la que en honor de Nietzsche y en recuerdo de sus olvidados estudios de Filosofía llamó La Gaya Ciencia.Durante catorce años se dedicó a publicar autores poco conocidos o desconocidos entonces como Juan Benet, Álvaro Pombo, María Zambrano, Manuel Vázquez Montalbán, Javier Marías, entre muchos otros, así como poesía, una colección de literatura para niños, Moby Dick que partía del principio que los niños pueden entender lo mismo que los mayores siempre que no sea demasiado complicado y que incluía obras de los grandes autores de todos los tiempos. También dirigió dos revistas, una de pensamiento Cuadernos de la Gaya Ciencia con un Consejo de Redacción formado por Félix de Azúa, Javier Fernández de Castro, Eugenio Trías, Ferrán Lobo y Fernando Savater y otra de Arquitectura, Arquitecturas Bis, que llegó a publicar 52 números y cuyo Consejo lo formaban Oriol Bohigas, Federico Correa, Manuel de Solà Morales, Rafael Moneo, Helio Piñón, Enric Satué, Lluís Domenech, y Tomás Llorenç. Eran los tiempos en que se abría poco a poco la España siniestra de la dictadura, comenzaron entonces los viajes, las amistades empeñadas en romper con las ataduras mojigatas de la censura y de la moral cristiana que había dominado la vida pública, todo lo cual, junto con un profundo amor a la profesión y el deseo de conocer lo que de ella se trataba en los países más adelantados, y un insobornable sentimiento antifranquista, llevó a una serie de profesionales y artistas a vivir un leve renacimiento de las costumbres y del coraje en la expresión de las ideas políticas y sociales. Un movimiento espontáneo que la ironía de sus propios participantes bautizó con el nombre de "gauche divine" precisamente porque esa trasgresión que se había convertido en ineludible modo de comportamiento llevaba consigo un afán de gozar de la vida que hasta entonces les había sido prohibido, y que tantos moralistas aún hoy tratan de desprestigiar y de vilipendiar, tal vez porque, como dijo Terenci Moix, nunca fueron invitados a la fiesta.A la muerte del dictador, lanzó la primera colección política llamada "Biblioteca de Divulgación Política" cuyos autores estaban en su mayoría todavía en la clandestinidad. A esta colección siguieron "Biblioteca de Salud y Sociedad" y "Biblioteca de Divulgación Económica", que también tenían como objetivo comenzar a hablar de tantas cuestiones como habían sido sepultadas por la censura de la dictadura.Pero el tiempo pasa rápido y Rosa Regàs que no es en absoluto una persona de una sola vocación, se dio cuenta de que una de ellas, la de ser escritora, había quedado relegada y amortiguada por otras vocaciones a las que se había dedicado con pasión durante todos estos años. Comenzaba 1983 cuando un día la sorprendió este pensamiento: "he tenido muchos hijos y he plantado muchos árboles pero al paso que voy moriré sin haber escrito un libro". Tenía entonces casi cincuenta años y los hijos mayores e independientes. Así que decidió vender la editorial y procurarse un trabajo que le permitiera seguir gozando de independencia económica sin tener la cabeza tan ocupada con números, promociones y competencias, como exige una Editorial que de todos modos ha de actuar como una empresa.A final de aquel mismo año de 1983 comenzó a trabajar como traductora y editora temporera en las Organizaciones de las Naciones Unidas, en ciudades de todo el mundo, lo que una vez acabado el trabajo le dejaba muchas horas libres. Fue así como comenzó a escribir, con dificultad siempre, porque se dio cuenta de que los criterios que había empleado para juzgar a los demás escritores no le servían para lo que ella escribía y la inseguridad en estos primeros pasos le proporcionó muchas angustias.En 1987 Carlos Trías, que dirigía una colección de Ciudades en Ediciones Destino, le propuso escribir un libro sobre Ginebra, donde vivía entonces. Rosa Regàs tomó al vuelo la ocasión que la forzaba a tener el libro acabado en una fecha determinada y se puso a trabajar. De estos meses salió finalmente el libro Ginebra, la mirada irónica que una mujer mediterránea extiende sobre la ciudad calvinista.En 1991 apareció su primera novela Memoria de Almator que cuenta como a través del enfrentamiento con el mundo rural una mujer siempre protegida primero por su padre, después por su marido y finalmente por su amante acaba tomando su vida con sus propias manos. Y siguió escribiendo y trabajando.Uno de los más bellos recuerdos que reconoce tener Rosa Regàs es el de la noche de la concesión del Premio Nadal en su cincuenta aniversario. Un premio que ganó con la novela Azul, una historia de amor y de mar, que le abrió las puertas al gran público y de la que se vendieron once ediciones de 10.000 ejemplares en el primer año. Fue a partir de entonces cuando le ofrecieron colaborar en prensa. Comenzó publicando en El País y en revistas de viajes, para acabar escribiendo en todos los medios de comunicación que se lo solicitan, siempre que no encuentre trabas en las ideas que quiere expresar. Actualmente tiene una columna semanal, los sábados, en El Correo de Bilbao que se publica también en los periódicos del Grupo, y es asidua colaboradora de El Mundo, de revistas de opinión y de viajes. En este sentido Rosa Regàs admite que si no escribe en algún medio es porque no se lo han solicitado.En 1994 fue nombrada Directora del Ateneo Americano de la Casa de América de Madrid. Así que dejó las Organizaciones de las Naciones Unidas y se instaló en la capital de Reino donde todavía vive. La experiencia de la Casa de América, un consorcio formado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, duró cuatro años, fue trabajosa pero fructífera y acabó dándole un conocimiento mucho más profundo del arte, la literatura y el cine americanos, que mantiene e incrementa hasta hoy. Precisamente fue a principios del 2003 y seguramente llevada por la atracción que en su momento supuso conocer y promocionar la vida y la cultura americanas, cuando junto con Pedro Molina Temboury ha realizado un viaje de tres meses por los seis países de América Central de cuyas aventuras y conocimientos aparecerá muy pronto un libro de viajes.Una de las grandes vocaciones de Rosa Regàs ha sido viajar. Se decía de ella en su juventud que siempre llevaba el pasaporte en el bolso para que nunca pudiera perder una ocasión de viajar que se le presentara de improviso. A lo largo de todos estos años Rosa Regàs viajó por América del norte y del sur, África de Este a Oeste, muchos países de Europa incluido el Polo Norte, y gran parte de Asia. Siempre le ha quedado pendiente un viaje a la Antártida y piensa que todavía es tiempo que se le presente tal oportunidad.Además de Ginebra que puede considerarse un peculiar libro de viajes, ha escrito también Viaje a la luz del Cham que narra las experiencias de su estancia en Siria los meses de abril, mayo y junio de 1993.La siguiente novela fue Luna lunera, la historia de cuatro niños hijos de padres republicanos y nietos de franquistas, que transcurre en los ominosos años de la posguerra española y que le valió el Premio Ciutat de Barcelona 1999, un premio que recibió con una emoción muy profunda por narrar en ella una parte de la historia de Barcelona, su ciudad. Entretanto aparecieron otros libros que recogían sus artículos en prensa, como Canciones de amor y de batalla y Otras canciones. Así como un volumen con textos diversos titulado Desde el mar.En el 2001 Rosa Regàs ganó el Premio Planeta, también en su 50ª edición, con una novela de intriga que ha sido calificada por la prensa como novela gótica, La canción de Dorotea, en la que se narran los descubrimientos que una profesora de biología molecular hace en una casa de campo que heredó de su padre al tiempo que como un paralelismo de la acción, acaba sabiendo de sí misma y de la pasión y el deseo mucho más de lo que sabía cuando comenzó la historia.Con el dinero del Premio que para esta edición alcanzó los 100 millones de pesetas cuando todavía faltaban tres meses para que contáramos en euros, Rosa Regàs ha podido cumplir lo que anunció al recibirlo, comprar tiempo. Desde entonces ha encontrado el suficiente para hacer lo que más le gusta, leer, oír música, ir al cine y al teatro, caminar, patrullar por su casa en el campo, charlar con familia y amigos, caminar por las ciudades, defender con pasión sus ideas, denunciar los atropellos a que nos somete el poder, preparar el libro que tiene en la mente y en el corazón y sobre todo dedicarse a descubrir alguna vocación de las que todavía pueden dormir en su alma siempre abierta al imprevisto. Porque como ha defendido con pasión en tantas ocasiones, nunca es tarde por tarde que sea, para descubrir las vocaciones ocultas. El 14 de mayo de 2004 fue nombrada Directora General de la Biblioteca Nacional.
El día 18 de noviembre de 2005 recibió la condecoración de Chevalier de la Legion d'Honneur de manos de Jean-Noël Jeanneney, ministro durante la presidencia de François Miterrand y actual presidente de la Biblioteca Nacional de Francia. La distinción le fue concedida por sus méritos literarios, por su condición de amiga de Francia y por su labor al frente de la primera biblioteca de España. Regás, muy vinculada por su formación y afinidades al país galo, residió en París en su temprana infancia, de 1937 a 1940, y tras su regreso a Barcelona permanecieron allí sus padres. Junto a Pedro Molina Temboury ha recibido el Premio Grandes Viajeros 2005, por su obra Volcanes dormidos. Un viaje por Centroámerica, publicado por Ediciones B.El 22 de septiembre abrió las fiestas de la Mercè 2005 con el pregón de la Fiesta Mayor de Barcelona. El 30 de noviembre de 2005 la Generalitat de Catalunya le concedió la Creu de Sant Jordi "como escritora y editora, por su vitalidad, mirada crítica y compromiso con nuestro tiempo que expresa en su obra narrativa y también por una reconocida trayectoria editorial culminada en la Gaya Ciencia". Recibió la medalla su nieta María.Ha obtenido el Premio ACPE 2005 de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera por su trayectoria.

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lunes, 17 de noviembre de 2008



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"Testament a Praga",
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TERESA PÀMIES  

viernes, 7 de noviembre de 2008


Teresa Pàmies (Balaguer, 1919). Periodista, narradora. Filla de Tomàs Pàmies i miltant de la JSUC duran tla guerra civil, d’hagué d’exilar i va viure, entre d’altres ciutats, a Praga i a París, per retornar a Barcelona el 1971. Atreta per l’actualitat, sobretot la política i amb interessos diversos, ha col·laborat en diversos mitjans de comunicació (“Avui”, “Presència”, “Serra d’Or”). Algunes d’aquestes col·laboracions han estat aplegades en volum: Opinions de dona (1983) i La vida amb cançó. Cròniques radiofòniques (1999), entre d’altres. La seva obra és, en general, un testimoni, sovint novel·lat, sobre la seva existència, comndicionada pels esdeveniments històrics i les circumstàncies personals, presentat des del seu compromís polític amb el comunisme. Amb un estil planer, col·loquial i sovint emotiu, Pàmies ha escrit una obra prolífica, que compta amb el favor del públic. Podem esmentar, entre d’altres títols: La filla del pres (1967), Testament a Praga (1970), Va ploure tot el dia i Quan érem capitans, ambdues de 1974, i Quan érem refugiats i Dona de pres, de 1975. Amor clandestí (1976-1998), una de les seves millors obres, hàbilment escrita i estructurada, evoca la relació amb el seu company i pare dels seus fills (sense esmentar-ne el nom), forçosament clandestina en la Barcelona franquista. A La filla del gudari (1997), mostra la soledat de la narradora protagonista, un cop els fills ja s’han fet grans i la vida és difícil. Més estrictament documentals són Si vas a París, papà... (1975), Sobre el maig francès, o Maig de les dones (1976), sobre el congrés que va tenir per escenari Barcelona. Ha escrit també llibres de viatges: Vacances aragoneses (1976), Busqueu-me a Granada: diari d’un viatge (1980), Nadal a Porto (1995). Ha estat guardonada amb el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes de l'any 2001.


Obra
Amor clandestí
Amor clandestí narra la història d'una dona passeja pel carrer Enric Granados fent temps. Té una cita. D'ençà que ha sortit de casa, inquieta, no ha parat de vigilar que ningú l'estigués controlant. Tornada de l'exili amb els fills, amb cinquanta-dos anys d'edat, va a retrobar el seu company que viu en la clandestinitat, amb una identitat falsa. És l'any 1971. Narra el propi testimoni més personal i familiar sota el franquisme del seu company Gregorio López- Raimundo, militant antifranquista, dels seus fills i d'ella.
Va ploure tot el dia
Va ploure tot el dia és una memòria novel·lada del retorn d'una catalana, la mateixa autora, que ha viscut trenta anys d'exili polític. El fil central de la novel·la és una visita de la policia que acaba en un interrogatori a comissaria en un dia de pluja on ha d'explicar per què ha tornat. Les respostes a aquestes preguntes trenquen aquest fil central evocant dubtes, pressions familiars i recordant des de l'adolescència a Balaguer, passant per la joventut militant a la Barcelona de la guerra fins a les vicissituds d'exili. La novel·la és un joc i xoc de records i del contrast d'uns fets i altres en surt una societat diferent de la que s'esperava la dona. La novel·la s'estructura en tres parts, que al seu torn es divideixen en petites unitats argumentals, que trenquen el fil narratiu, fruit de la reflexió o de l'evocació del record. L'espontaneïtat i el to de verisme són els trets estilístics més remarcables de la narració. La protagonista no té nom, en aquest sentit cal llegir la nota final de l'autora. La veu narrativa és en primera persona.
Quan érem capitans
Quan érem refugiats

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Vam lleguir  

lunes, 3 de noviembre de 2008

"Digues que m'estimes encara que sigui mentida"
Montserrat Roig
Edicions 62.

Es el resultat d'apunts, potser contradictoris, potser ambigus, que l'autora ha anat redactant en llibretes disperses al llarg dels anys en què ha anat publicant novel.les i narracions. Ella mateixa ens diu "En aquest llibre que teniu a les mans, no hi he pretès ser doctoral, ni erudita, ni crítica literària. El meu bagatge literari es confús, desordenat. Però jo em considero una lectora indisciplinada encara que feliç. La vida i els llibres m'han acompanyat mentre intentava d'apendre l'ofici d'escriure. Si m'obliguessin a posar en unes balances la vida i els llibres, no sé pas què hi pesaria més. Però tant la vida, com els llibres, com la ciutat on vaig néixer, s'han anat transformant en les meves pàtries. Primer t'ho trobes, després ho esculls. Aquest llibre, doncs és un recorregut personal per aquestes pàtries: les lectures, l'aprenentatge de viure i Barcelona, la real i la imaginada, s'hi barregen.".

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